Suleyka, Luchando por amor a Dios






En pocas letras quiero compartir con ustedes la historia de mi adorada hija Suleyka  es muy difícil llegar hasta  aquí pero espero que la historia de este ángel sirva de apoyo para personas que están pasando momentos difíciles en su vida,  que sepan que con amor a Dios todo en la vida se supera hasta la prueba más difícil. “Amor a dios” la frase preferida de Suleyka.
2 de enero del 2003. Nació suleyka. La niña de mis ojos, hermosa con sus ojos azules su cabello claro tan pequeña y frágil pero preciosa. Esperamos con tanta ilusión la llegada de este nuevo hijo  sobre todo Yordan mi hijo de 4 años estaba feliz era su sueño tener una hermanita para nosotros era la dicha más grande pues teníamos la parejita.
Nunca imaginé que era un ángel que Dios ponía en nuestras vidas por un corto tiempo para enseñarnos la verdadera realidad de la vida. Este ser tan pequeño vino a dar luz  a nuestro hogar era el ángel que iluminaria esta familia y la uniría en amor a dios.
A los 6 días de su nacimiento enfermó nos angustiamos tanto que la llevamos enseguida al médico, la examinó, tenía una infección intestinal. Como todo bebé enferma pensábamos que era algo pasajero pero no fue así la niña no mejoraba, al contrario se ponía peor tanto que tuvimos que ingresarla de emergencia al hospital.
Verla sufrir tan pequeñita nos partía el corazón, era una situación desesperante pues pasaban los días y no había mejoría.
En muchas ocasiones las enfermeras le dijeron a mi esposo que era preferible que se quedara a dormir en el hospital porque tal vez la niña no pasaba la noche, era tan grave su situación que tuvimos que trasladarla a Guayaquil al hospital de niños donde paso un largo tiempo ingresada. Le detectaron un reflujo gástrico enfermedad que fue tratada de inmediato. Luego de su mejoría le dieron de alta el tratamiento de la enfermedad consistía en año y medio.
Después de ese largo sufrimiento Sule  estaba muy bien, valió la pena tanto sacrificio, el largo trayecto terminó, pero la alegría duro solo 3 meses. Suleyka volvió a enfermar esta vez las cosas se complicaron,  decidimos llevarla donde una doctora amiga de la familia, ella le dio muchos tratamientos que al principio aliviaron sus dolores  y la ponían bien pero al pasar el tiempo la medicación ya no hacía efecto por lo que tuvimos que ingresarla en una clínica. Pero su situación no mejoraba llegó el día de su cumpleaños 2 añitos; estaba postrada en una cama qué tristeza tan grande para nosotros como padres verla sufrir tanto sin pensar que ahí empezaría su verdadero calvario.
Como no mejoraba decidimos trasladarla al Hospital del niño en Guayaquil donde la ingresaron de inmediato debido a su mal estado. Después de una semana de exámenes no daban con la nueva enfermedad que aquejaba a la tierna Suleyka; hasta que un viernes 13 de enero del 2005 nos pidieron la autorización para realizarle una extracción de médula y hacer un examen que les revelaría lo que la niña tenía. Después de dos horas de angustia los médicos tenían los resultados, pidieron hablar con nosotros en privado enseguida imagine que las cosas no estaban bien no me equivoque cuando entramos al consultorio nos dijeron de la manera más fría que la niña de nuestros ojos tenía leucemia por lo que no podía permanecer en el hospital tenía que ser trasladada de inmediato a SOLCA no puedo explicarles lo que sentimos al recibir esta noticia. Suleyka era el motor de nuestra vida mi esposo lloraba como un bebé.
Cuando llegamos a SOLCA no quería aceptar la dura realidad que estábamos viviendo yo estaba ausente de mi misma no tenía control de mis pensamientos. Suleyka fue la más afectada, ese día empezó el sufrimiento más grande en  nuestra vida. Sólo tenía 2 añitos y había   que someterla a largos tratamientos de quimioterapia. Al pasar el tiempo nos dimos cuenta que era una niña diferente, amaba a Dios sobre todas las cosas, era lo más importante de su vida.
Suleyka recibió dos años ocho meses de quimioterapia perdió su cabello pero a pesar de todo lo que la enfermedad trae con ella nunca decayó, al contrario parecía que la enfermedad no le afectaba en nada se veía tan radiante tan llena de vida nosotros jamás la descuidamos seguimos paso  a paso su tratamiento, era el amor de todos, la alegría de nuestro hogar.
Para ella lo más importante era saber sobre la vida de Jesucristo pasaba horas tras hora viendo la película de la pasión de Cristo, aprendió a rezar como un adulto. En los viajes que hacíamos frecuentemente a Guayaquil conoció el Santuario de Narcisa de Jesús, para ella Narcisa se convirtió en su gran amiga, su mayor ilusión era visitar el Santuario cada vez que viajaba a sus consultas. Ese amor la mantuvo siempre en excelentes condiciones, jamás en mi vida he conocido un niño que aprenda versículos de la Biblia  y luego los recite como si los supiera de siempre. Ella tenía una fe y un amor a Dios infinito  lo que me hacía sentir segura de su cura.
Y así fue, Suleyka terminó su tratamiento con éxito. Pero al parecer el camino que Dios quería mostrarnos a través de Suleyka no terminaba ahí. era mucho más duro y difícil.
Pasaron seis meses y la niña recayó, no podíamos creer que el largo camino que habíamos recorrido se había perdido y teníamos que empezar de nuevo; pero esta vez con mucho mas obstáculos. Su organismo ya estaba lastimado por las quimioterapias, no podían utilizar el mismo tratamiento porque no haría efecto, el médico decidió aplicarle un tratamiento más fuerte. Él nos explicó que éste sería peligroso y que había posibilidades de que la niña no resistiera, pero que más opciones. Pero su fe era tan grande que se aferró a Dios, pasó momentos críticos, más de quince días en ayuna por su delicado estado pero por amor a Dios, salió triunfadora.
Así regresamos a Portoviejo para su nuevo tratamiento de quimioterapia con la gente que ella quería, a SOLCA Portoviejo donde los niños son tratados como unos verdaderos ángeles.
Mientras recibía su tratamiento el doctor nos comunicó que la niña necesitaba un trasplante de médula para que curara en su totalidad.
Empezamos hacer los trámites para conseguir dicho trasplante el primer paso era un donante algo muy difícil, pero Dios nos demostró que no era así ya que Yordan su único hermano era totalmente compatible, no cabe duda era un milagro, el segundo paso era conseguir que Suleyka viajara por medio de una fundación para realizarse el trasplante que era muy costoso. El tiempo seguía y para mí era desesperante, todas las puertas se cerraron, la niña no podía viajar pero Dios siempre abre caminos; se dio la oportunidad que SOLCA Guayaquil haría trasplantes gratis a través del gobierno. Hicimos todo lo posible para que Suleyka entrara en el plan del gobierno y aunque parecía imposible, la aceptaron para el trasplante y no solo eso sino que iba hacer la primera entre más de 10 niños que estaban en espera.
La alegría era inmensa al fin Suleyka se curaría con el cambio de medula, la pesadilla del cáncer quedaría en el pasado y serÍa un testimonio de fe como ella siempre quería. Llego realizó con éxito. Regresamos a Manabí felices, ella era la más agradecida con Dios.
Pasaron tres, seis meses, los exámenes salían de lo mejor, pero antes de cumplir los nueve meses Suleyka sufrió una recaída totalmente agresiva que no se podía explicar, no había lógica que nos hiciera entender lo que estaba pasando. Fue desahuciada en Guayaquil, eso me dejó sin oxígeno no podía estar pasando, Dios no podía hacerme esto, me había abierto tantos caminos y ahora me ponía en un callejón sin salida.
Regresamos a Portoviejo y decidimos intentar una oportunidad más prepararla para otro trasplante consientes que la quimio que se utilizaría era demasiado agresiva pero no teníamos otra salida, teníamos que agotar toda posibilidad por amor a Dios como ella siempre lo dijo. Empezamos la lucha, aparentemente todo iba bien hasta que una noche Suleyka se agravó y al siguiente día -no podía creerlo, la vida de mi hija se estaba apagando, en ese momento entendimos que teníamos que liberar a Suleyka de las cadenas que la ataban a esta tierra. No podía soportar verla entubada en terapia intensiva, esa noche le pedí a Dios con todas las fuerzas de mi corazón que se la llevara  si esa era su voluntad.
A Suleyka la mantenía viva el amor que sentía por nosotros, el día que la entubaron le dijo a una de la Psicólogas que estaba con ella que le diga a la mami que la quiere mucho pero que estaba cansada.
A los tres días de estar en terapia mi hija dejó esta tierra para cumplir su más grande sueño conocer a su Diosito, aunque ha pasado más de un año de su partida para mí es como si fuera ayer. Mi dolor está intacto solo que ahora puedo ver con más tranquilad las cosas y he entendí que Suleyka vino a cambiar nuestras vidas, a enseñarnos el verdadero amor a Dios  y hacernos entender que la muerte es una puerta que se abre hacia una vida perfecta.
Para mi, mi hija está viva, en mi corazón, en mis pensamientos, en el amanecer de cada día. Un  verdadero y gran amor siempre tiene que liberar y dejar volar a una alma tan inocente, Suleyka un amor que se fortalece para la eternidad.
La partida de Suleika para nosotros fue algo muy duro  que no tiene explicación, un dolor inmenso que me dejó desequilibrada  por completo, me sentía como en otro mundo. Esa niña era la luz de mis ojos, la razón de mí vivir. Nos costó mucho aceptar su partida, para Yordan que era su hermano perfecto  fue un golpe muy duro pues  solo eran los dos  y se querían con el corazón.  Pero mi hijo fue el pilar fundamental para seguir viva, un gran ejemplo, cuando me dijo: mami tú no sabes lo que yo siento pero estoy tranquilo porque ya Sule está con Dios y no sufre. Tenía toda la razón  fueron muchos años de lucha, tenía que llegar el momento  que mi ángel descansara.  Me costó mucho recuperarme  sobre todo  porque me sentía culpable de estar viva, éramos tan unidas que me pareció una traición seguir viviendo sin ella.
Era una pesadilla horrorosa, se trataba de Suleika la niña de mis ojos,  quise apartarme de Dios, no podía perdonarle que a pesar de haber tenido tanta fe y confianza en Él no me escuchó, me sentía traicionada, pero que equivocada estaba, no me daba cuenta que Dios sufría tanto o  más que yo  porque a Él también se le murió su hijo.
Entonces recordé el amor que siempre había sentido Suleika hacia Dios  y comprendí que ahora ella estaba con Él y la única forma de sentirla cerca  era acercándome a Él. Tomé conciencia y le pedí perdón por culparlo, yo era injusta porque en el fondo de mi alma  sabía que Él siempre  estuvo con nosotros en el momento que Suleika llegó a su lado fortaleció nuestra unión con un lazo muy fuerte el amor que nos une a Dios y que sentimos por Sule un amor que es más fuerte que la muerte.
Nunca me apartaría de Dios, de su amor, eso sería  como dejar en el olvido a mi Sule, olvidar que ella se crucificó  para unirnos como familia  y encontrar el camino que nos lleve a Dios. Suleika siempre supo pregonar su fe y amor a Dios hasta  los últimos días de su existencia, con su último aliento lo amo. Es lo que ahora me llena de satisfacción saber que ese gran amor se concreto cuando ella se encontró con su creador.
Por más que luchamos e hicimos todo lo que la ciencia dispuso  la voluntad de Dios se cumplió,  esto fue una gran lección para mi esposo y para mi, ella tenía que regresar al padre que tanto amaba  Dios es tan perfecto que se llevo a  mi hija en el mejor momento  siendo un ángel  que había cumplido su misión dejando mucho amor  y enseñanza a los que la conocimos.
Agradezco a Dios  por dejar grandes amigos  en nuestro camino que nos ayudaron  a llevar  este duelo  sobre  todo a mí  en los momentos que  ya no puedo ellos están ahí para ayudarme a levantar, a mi familia que nos apoyo  con mucho cariño a mi adorado hijo Jordan que lo amo,  a mi esposo que nunca se separó de mi lado  y que se convirtió en un gran amigo, al Padre Larry  quien fue el pilar fundamental  en nuestro hogar para superar nuestro duelo .
A todo el personal de SOLCA Portoviejo que siempre estuvo presente en los momentos difíciles, un gran cariño y agradecimiento  lo llevo en mi corazón.
Extraño mucho a Sule pero sé que  ella es feliz  y eso me llena de fuerza para seguir luchando por mi  familia.
En mis momentos de  tristeza me afianzo  al amor de Dios y mi alma  se llena de  gozo  de saber que Suleika disfruta de la presencia de Dios,  de todas las maravillas de sus jardines, al fin mi hija  puede volar  como una radiante mariposa que resplandece en el jardín del paraíso del cielo y algún día  Dios me permitirá  reencontrarme con ella y caminar juntas por esos senderos  llenos de luz  y alegría en esa vida perfecta y eterna.
Suleika es un gran ejemplo de lucha  y de fe a pesar de su corta edad, jamás se dio por vencida y supo valorar  todas las maravillas  que el Señor le dio, nos enseñó que aunque no se cumplan nuestros deseos, siempre hay que amar a Dios por sobre todas las cosas.
Es un Dios maravilloso tanto cuando nos da la vida que cuando nos da la muerte porque con ella nos libera de las cadenas del sufrimiento y nos permite disfrutar del reino prometido.
La muerte de un ser querido es un dolor muy grande sobre todo si es la de un hijo que se ama con el corazón, con el alma con todo tu ser, un dolor que no tiene explicación, una herida que esta latiendo, un gran vacío que  no se llana con nada. Pero el mismo vacío con el tiempo se convierte en una paz que viene del cielo, cuando entiendes que la muerte es parte de nosotros es una puerta que se abre  hacia una vida  maravillosa verdadera   y eterna.
Un verdadero y gran amor va más allá de la muerte, cada día se fortalece para llegar a la eternidad.
¡QUIEN A DIOS TIENE  NADA LE FALTA SOLO  DIOS  BASTA!   (Santa. Teresita)