Me parece mentira estar viviendo esto, son mis palabras a diario, mientras pido en oración aumentar mi fe y la fuerza para continuar viviendo sin su presencia. Aunque sabía lo que sucedería con mi hija Karen, quien luchó por años contra la leucemia. Es indescriptible el dolor que se siente al perder un ser tan especial, es una parte de mi vida que se me fue. Dios la escogió por eso, por su amor para con los demás, brillaba donde estuviera, hija amorosa, alegre y bella, su dulzura innata, su belleza angelical, inteligente y llena de fortaleza para sobrellevar la batalla contra el cáncer. Fue digna de admiración... Le costó pero aceptó con valentía y con mucha fe su enfermedad, nunca perdió la confianza en Dios. Pero lastimosamente perdió esa batalla…
Doy gracias porque mi Dios me dejó disfrutarla 20 años de su vida, vividos con intensidad, fue feliz... Y creo que eso es importante... ese es mi consuelo.
No terminaría nunca de escribir sobre ella, porque aunque fue corta su vida, son interminables sus recuerdos, contagiaba su alegría, por su dinamismo se robaba el show, siempre animada y responsable por las cosas o actividades que tuviera a su cargo, para que estuviesen bien hechas. Atrás quedaron sus ilusiones, sus planes para el futuro cuando estuviera recuperada.
Largas fueron las noches y días durante siete meses en SOLCA, institución que representó para nosotros una esperanza de vida; la quimioterapia, los hemogramas, transfusiones, medicinas, sangrados, dolores, insomnios, etc., pasaron a ser parte de nuestro diario vivir. Fundamental fue el apoyo médico, social, psicológico y de muchos amigos, llegamos a ser todos como una familia, y, así nos consolamos en los momentos más amargos.
Es imborrable la huella que nos deja nuestra preciosa Karencita en su partida al cielo, para los doctores y enfermeras un ejemplo de lucha por la vida, pocas veces deprimida…muchas veces alegre, participando en las bromas del personal médico, y hasta llegó a ser la “Sensación” modelando como Guerrera contra el Cáncer.
Para su familia una princesa irremplazable; para sus amigos una estrella incondicional en el cielo, para nosotros sus padres y hermanos: nuestro Ángel que vivirá por siempre en nuestros corazones.
Te quiero mi vida, mi preciosa
Tu madre Sonia
“Lo importante no es el número de años de vida sino la intensidad con que se vive. Más decisivo que el espacio de tiempo vivido es como se vive. A medida en que nos equilibramos mejor en la vida, asimilando lo positivo y lo negativo de nuestro camino, lo amargo disminuye y se intensifica la alegría de vivir”.