Era un 21 del mes de febrero del 2010. Yo en Guayaquil, a las 9:32, llega un mensaje de texto a mi celular; mi esposa Katuisca Alarcón que se encontraba en Manta me hacia saber que nuestras dos niñas menores, Eliana e Ilanis Villamar, estaban con fiebre. Ellas son dos de las tres hijas, de siete años de edad y tres respectivamente. Pensé que sería algo pasajero por lo que no le presté mayor atención. Después de 24 horas, Eliana empezó a recuperar su temperatura normal, pero Ilanis no mejoraba por lo que decidimos trasladarla a Guayaquil.
La internamos en el hospital Rafael Vera Yépez, pasaron cuatro días de angustia y desesperación al no saber el motivo de su fiebre y luego de toda clase de exámenes, el médico de sala nos dijo que la niña presentaba síntomas de leucemia aguda común y que le daba el pase a SOLCA para confirmar ese diagnostico.
El mundo se nos derrumbaba, era algo que jamás lo hubiera imaginado. Mi esposa lloraba desconsoladamente por la terrible noticia y la niña que me pedía que la saque de ese lugar y la llevara de vuelta a casa. No le encontraba sentido a la situación y me preguntaba una y mil veces, ¿En qué habíamos fallado?, ¿Dónde estuvo el descuido?, ¿Porqué a nosotros?, tantas preguntas sin respuestas.
Empezamos a buscar ayuda en amigos, familiares, conocidos para solventar los gastos que representa entrar al tratamiento de esta terrible enfermedad y nos trasladamos al Hospital de SOLCA en Portoviejo, nos atendió el Dr. Fabricio Cedeño, quien la examinó y revisó los exámenes que teníamos, él se comunico con el Dr. Julio Guillen, quien recomendó volver a tomarle exámenes para confirmar si se trataba o no de leucemia; es aquí donde se inician una serie de eventos que esperamos terminen pronto.
Los nuevos exámenes confirmaron la sospecha del médico del Hospital Rafael Vera Yépez. Ilanis, tenía leucemia.
Nuestra familia dio un giro de 180 grados, parecería que esta prueba no la íbamos a soportar, pensamos que el estado crítico de Ilanis no estaba al alcance de nuestras posibilidades; me acerqué a mi esposa buscando de alguna manera darle un poco de tranquilidad.
La verdad, no teníamos muchas alternativas, por un lado estaba depositar nuestras esperanzas en la ciencia y por otro lado solo pedirle a Dios que nos ayudara, era simplemente cuestión de fe, buscar la misericordia de Dios para que le devuelva la salud a Ilanis. ¿Qué hacemos ahora?, difícil decisión, pero no podíamos perder tiempo, la enfermedad estaba tomando fuerza.
Al fin decidimos que la ciencia solo sería un recurso pero no la mejor opción, entendimos que esta batalla era contra un enemigo invisible y que las armas para contrarrestarla también tenían que ser invisibles. Era cuestión de fe. Cuantas veces hemos escuchado decir “La fe mueve montañas”; hicimos un compromiso con Dios que consistía en que todos los que conformamos la familia Villamar Alarcón íbamos a ser más dependientes en la fe cristiana con un nuevo estilo de vida a cambio de la sanidad en Ilanis, que Jesucristo iba a ser tratado como ser vivo, real y verdadero, no como una historieta más. He aquí el primer paso secreto de nuestro éxito.
Dice el Señor Jesucristo en su palabra “Pide y se os dará”; “Probadme y Yo derramaré bendiciones hasta que sobreabunde”; fue lo que hicimos, probamos su poder como salvador y sanador y hoy aún cuando Ilanis no ha sido declarada libre de esta patología, sabemos que Jesucristo ya hizo la obra y la ha mantenido en una recuperación constante en la misma medida que la familia va creciendo espiritualmente. La guerra contra las enfermedades no se la gana en los hospitales sino ante la presencia del Dios vivo en clamor, porque dice en las Escrituras “Clama a mi y Yo te responderé”.
Cuando la leucemia entró en mi hija, Jesucristo visitó mi casa y nos hizo entender que Él vive y está presto a ayudarnos pero solo quiere de nosotros un corazón arrepentido para ser considerados hijos de Dios, y así tener derecho a participar de todas sus bendiciones entre ellas, la salud para cada uno de nuestros hijos.
La importancia de la unidad familiar
La ciencia indica que los procedimientos para combatir a la leucemia son con protocolos que comprenden diferentes cargas de quimioterapia que no diferencian células buenas de las malas por lo cual, dejan al paciente sin defensas lo que fácilmente se pueden contaminar con otras enfermedades, comienzan a perder el cabello, necesitan cuidados extremos, y no es una exageración, es una etapa dolorosa tanto para el paciente como para la familia. Mi esposa estaba en contacto directo con la niña, pasó a tomar un rol protagónico tremendo y sin temor a equivocarme, puedo decir que si Ilanis está recuperándose es gracias a todos los cuidados de Katiusca Alarcón, mi esposa y madre de la niña, que Dios la bendiga siempre por su paciencia, que supo sobreponerse a la adversidad y convencerse que con Cristo todo era posible.
Ella nos ha transmitido hasta las mínimas indicaciones de cuidado para Ilanis; si vieran las paredes de la casa con papeles pegados informando y dando recomendaciones “No olvidar ponerse la mascarilla y el gorro al entrar”, “limpiar el piso dos veces al día”, recuerdo me decía que no bese a la niña en la cara, que le bese en la cabecita y así muchas cosas más, el control estricto en las comidas y hasta la hora exacta en que se tenía que medicar a Ilanis.
El compromiso de la familia día a día se ponía en práctica, la unidad que Dios nos daba se fortalecía. Arianita como hermana mayor ayudaba en todo y eso la allegó mucho más a su hermanita. Aprendimos que las recomendaciones dadas por el Doctor Julio Guillen y el Doctor Fabricio Cedeño tenían que acatarse textualmente. Un personaje clave en este proceso ha sido la Lcda. Jennifer Basurto, quien logró ganarse el cariño de Ilanis y supo guiar a mi esposa en el cómo, cuándo, porqué y para qué, de las cosas que se tenían que hacer para un cuidado sin errores. Usted Licenciada Jennifer, reciba todo el cariño y aprecio de esta familia, por todo su apoyo incondicional, de igual manera al cuerpo de médicos especialmente a los doctores Julio Guillen y Fabricio Cedeño.
Nuestro estilo de vida cambio por completo. Los dos primeros meses fueron duros porque estábamos experimentando el proceso de cambio en diferentes áreas tales como en la alimentación, en los espacios por donde solo eran exclusivos para Ilanis; sus hermanas Ariana y Eliana adaptándose a las nuevas formas de juego con su hermanita , cada quien con sus propios utensilios de aseo, la nueva sazón en las comidas, es decir todos nos adaptamos a lo que Ilanis requería para que ella no se sintiera excluida, no la tratábamos como una niña enferma solo como una personita que necesitaba de más cuidado.
Hoy después de nueve largos meses y en el último protocolo estamos consientes del extremo cuidado que aún se debe poner, pero podemos decir confiadamente que hasta aquí nos ha ayudado el Señor Jesucristo, a Él sea la gloria por siempre. Hemos crecido espiritualmente, nos sentimos fortalecidos y transitando el camino de la fe, en el que a medida que avanzamos encontramos mensajes reconfortantes para nuestras vidas.
Quiero compartir esta experiencia con todos los padres que tienen hijos con esta terrible enfermedad clasificada como terminal, decirles que quien da y quita la vida es Jesucristo, y el secreto para vencer esta dura prueba está en hacer un compromiso de cambio que involucre a cada miembro de la familia y cumplirlo. Así también Dios cumplirá con sus promesas. “El que cree en mi, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jesucristo)
Llevar a cabo el tratamiento de esta enfermedad para nadie será fácil, pero la vida encontrará un sentido diferente, los enfermos sanarán cuando permitas que Cristo visite tu casa. Esto no es religión, lo he vivido en carne propia, no pierdes nada con intentarlo.
Tú decides…
Lcdo. David Villamar Cedeño